El rey Enrique II elige a su hijo Ricardo para liderar a Inglaterra en la guerra contra Francia. Para poner a prueba su lealtad, honor y habilidad, el rey lo envía a una prisión infernal en la que los prisioneros deben enfrentarse a una serie de enemigos. A medida que Ricardo supera los obstáculos, se demuestra su fuerza y su carácter, y surge la leyenda de Ricardo Corazón de León.