Una banda de secuestradores contacta con Kingo Gondo, un importante y respetado hombre de negocios, para informarle del rapto de su hijo. Los delincuentes piden por el rescate una gran cantidad de dinero que dejaría a Gondo al borde la bancarrota. Su decisión es acceder al pago, pero al llegar a casa, descubre que no han raptado a su hijo, sino que, por error, tienen al hijo de su chófer.