Luego de matar salvajemente a un hombre, la mirada aterrorizada del hijo de su víctima le dio conciencia a Aballay de su salvajismo. y asi decide hacer su penitencia: No volver a bajar jamás de su caballo.El mal entendido, lo convierte, ante la mirada de la gente, en una especie de santo. Pero la mirada de ese niño no lo abandona.