Perelman es un joven abogado que todavía no sabe muy bien quién va a ser cuando sea grande. En la búsqueda por definir su identidad, acepta, con cierta aprensión, lo heredado, lo que él ya es. Lo que le cuesta hacer, es la otra parte: continuar construyendo su identidad precisamente a partir de lo que se puede cambiar, de aquello que pueda diferenciarlo de su padre, de lo que hay por descubrir.