Lo que empieza mal, termina peor, es justo lo que le sucedió a Ricardo quien pasa de los 30 años, viviendo en casa de sus padres, desempleado, concluyendo una relación de muchos años. Por ello, decide cambiarse de apellido y estrato en las redes sociales para ganarse un lugar en la sociedad, haciendo creer que es dueño de la emisora radial Olímpica y andarlo presumiendo.