Con asombrosa fuerza y aplomo, Sergei Polunin irrumpió en el mundo de la danza convirtiéndose en el más joven primer bailarín de la historia del Royal Ballet. Con 22 años, y en lo más alto de su carrera, abandonó, al borde de la destrucción personal a causa de la fama. Su talento, más que un regalo, fue una auténtica carga para él. Una mirada sin precedentes a la vida del joven.