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En la Estación Espacial Internacional, un accidente corta las comunicaciones con el astronauta Anthony Kurz. Al mismo tiempo, una astronauta identifica un cadáver como el del propio Kurz.

Isaak sospecha que el cadáver y el accidente espacial están relacionados. Cuando identifica otro cadáver cubierto de cera, empieza a pensar que puede estar tras la pista de un asesino de cosmonautas. Mientras tanto, Anna consigue el visto bueno para el vuelo espacial que podría ser la única oportunidad de salvar al hombre que ama. Poco después recibe un fuerte revés.

Anna e Isaak se asocian en una investigación no oficial. El descubrimiento del cadáver de Kurz demuestra que volvió a la Tierra, pero Anna está convencida de que un módulo Soyuz no podría haber aterrizado sin atraer la atención de un exastronauta, Gilgamesh, que confirma que una Soyuz aterrizó en la zona unos meses antes. Durkhov se entera de que el satélite ha sido pirateado, y Mason es detenido

Isaak siente que está cada vez más cerca de la verdad. Lydia y Reva se dan cuenta de que el satélite estadounidense fue pirateado desde el cosmódromo, y comienzan a investigar los archivos de la MIR con la ayuda inestimable de Gilgamesh. Todavía en fuga, Anna e Isaak encuentran los restos de la Soyuz, prueba de que los astronautas aterrizaron. Finalmente, llegan noticias de la estación Espacial In

Baikonur autoriza la misión espacial de Anna y esta se prepara para el despegue. Mientras, Fef e Isaak investigan el asesinato de Reva, y Lydia encuentra un dato en los archivos de la MIR que podría ser la clave para desvelar todo el misterio. A bordo del cohete, Anna recuerda que Kurz le dijo que creía en la posible existencia de otros mundos. Para convencerla, la había llevado a una ceremonia zo

Veinte años antes, el comandante Durkhov se encontraba a bordo de la primera estación espacial rusa cuando se produjo una tormenta solar que creó un túnel entre dos realidades, entrelazando dimensiones. Durkhov se encontró cara a cara con otra versión de sí mismo, pero su doble tenía la cara quemada. Cuando la ISS se vio envuelta en una tormenta solar similar, Durkhov aprovechó la oportunidad para