En 1960, Laura Quinn es una alta ejecutiva en la compañía de diamantes Ashtoncroft de Londres, la más importante de estas características. Se entera por azar que los directivos no solo no la van a promocionar sino que le van a cargar con las culpas de una venta que no ha funcionado. Hobbs, el encargado de mantenimiento, le propone robar unos cuantos diamantes y hacerse ricos.