Luego de 20 años de estar en prisión, el dueño cubano de una plantación es liberado en 1980 y se le permite subir a la embarcación para migar a Florida, donde espera ver a su esposa e hija. Las circunstancias lo alían con una joven feroz, mientras su esposa, quien cree que no logró subir al último bote, se permite enamorarse de otro hombre.