Viktor cumple

Viktor y Mika se enfrentan a un enorme caos en su primera entrega juntos: una neurocientífica muy exigente, un televisor monstruosamente grande y una pared desvencijada provocan diversos percances, pero también empiezan a surgir los primeros conflictos entre padre e hijo. ¿Serán capaces de trabajar juntos estos dos personajes tan diferentes?

Viktor y Mika intentan poner en marcha un sistema de sonido, pero este se obstina en guardar silencio, a diferencia del cliente, un excéntrico coronel retirado con audífono que prefiere hacer el trabajo él mismo. Se produce una fuerte discusión sobre la masculinidad y los conflictos generacionales, y se descubre una mentira: ¿Viktor le ha dicho a la madre de Mika que tiene cáncer testicular?

Viktor y Mika se ven envueltos en una disputa matrimonial entre Nora y Paul, una pareja que parece irremediablemente abrumada por la combinación de trabajar desde casa y criar a sus pequeños gemelos. Por eso es tan importante que la carísima cafetera exprés les proporcione el ansiado café. Sin embargo, entre cartas del tarot y extraños insultos, padre e hijo empiezan a conocerse un poco mejor.

Viktor y Mika se ven envueltos inesperadamente en un extraño robo y en una montaña rusa emocional mientras entregan una freidora en un bar de Berlín. Mientras se enfrentan a esta amenazadora situación y a una joven delincuente, se revelan conflictos generacionales fundamentales: ¿se puede culpar a los padres de todo?

Viktor y Mika se ven inmersos en el caos de la IA cuando instalan un sistema de control. Además de un frigorífico parlante y un sistema doméstico inteligente demasiado entusiasta, Felix, un "profesional de la espera", les dice que casi todos los trabajos dejarán de existir. Estalla una discusión sobre el valor del trabajo humano: ¿serán los técnicos de mantenimiento innecesarios dentro de poco?

Viktor está emocionado: ¡va a conocer a Ruby, la novia de Mika! Ruby es una artista de carácter ardiente que recuerda a Viktor a su exmujer, lo que irrita a Mika: ¡su madre no se parece en nada a ella! Entre discusiones sobre ideales de belleza y extrañas sesiones fotográficas, las cosas se ponen peligrosas: ¿se ha olvidado Viktor de comprobar los cables de alimentación?

Viktor y Mika entregan un robot cortacésped a un sacerdote poco convencional que cree firmemente que la fe es de gran ayuda en estos tiempos turbulentos. El tema del perdón también sale a relucir antes de lo que a Viktor le gustaría: Mika descubre que Viktor ha mentido sobre su historia de cáncer testicular y se queda destrozado. ¿Romperá esto el vínculo recién formado entre padre e hijo?

Viktor confiesa que ha mentido sobre su salud para estar más cerca de Mika. Por suerte, Mika le perdona. En cualquier caso, ¡tienen que montar un proyector en el techo de un extraordinario templo de tantra! Cuando Mika recibe aquí una tentadora oferta de trabajo, surge otra pregunta: ¿debería ir a por todas y unirse propiamente al negocio de Viktor?